Las apuestas deportivas en Estados Unidos regresaron este fin de semana después de que los casinos de Las Vegas abrieran sus puertas tras haber estado sin actividad durante 78 días por causa de la pandemia del coronavirus. Aunque todavía limitadas a varias competiciones relacionadas con las carreras automovilísticas de la IndyCar y NASCAR, el béisbol profesional de Corea del Sur junto con las veladas de las artes marciales mixtas y carreras de caballos, los apostadores volvieron ansiosos. Los ingresos de los juegos de abril en Nevada cayeron un 98 por ciento en comparación a los del 2019, según cifras del Nevada Gaming Control. Los únicos ingresos que se dieron fueron del póker en línea y las apuestas deportivas limitadas.
Aunque los dueños de los casinos y ejecutivos de las casas de apuestas habían percibido el “interés” por la reapertura, los nuevos protocolos de seguridad sanitaria son todo un reto para ellos y los apostadores. Bajo las nuevas condiciones impuestas para el control del contagio del coronavirus, las personas que lleguen a los casinos tendrán que aceptar el ver las mesas de blackjack divididas. También hay controles de temperatura y ofertas de una máscara facial opcional en la entrada del casino, junto con protocolos de distanciamiento social que, por ahora, evitarán las multitudes desbordantes a las que las casas de apuestas están acostumbradas para grandes eventos. No todos los casinos de Las Vegas reabrieron la semana pasada, por lo que el negocio se canalizó a salas selectas. Caesars Palace abrió su casino, pero no su casa de apuestas, ya que la compañía evalúa la demanda con la mayoría de las principales ligas deportivas aún en espera de reiniciar la competición, que ya tienen aprobada.
